Los derechos conexos son regalías de ejecución pública pagadas a los propietarios de grabaciones sonoras cuando su obra se reproduce en lugares públicos, en radio, televisión o plataformas digitales. Estos derechos difieren de los derechos de interpretación, que cubren la composición musical en sí y pagan al compositor y al editor. En cambio, los derechos conexos benefician al artista discográfico y al sello discográfico.

Estas regalías son recaudadas por agencias internacionales para garantizar que los artistas y los sellos reciban una compensación por la interpretación pública de sus grabaciones. Si bien muchos países reconocen los derechos vecinos, Estados Unidos no paga estas regalías por transmisiones tradicionales como la radio y la televisión. Sin embargo, Estados Unidos sí les paga por plataformas digitales a través de organizaciones como SoundExchange. Esta discrepancia se remonta a la Convención de Roma de 1961, que Estados Unidos no firmó.

Los derechos conexos se han convertido en una importante fuente de ingresos para la industria musical, y los ingresos globales procedentes de estos derechos han crecido sustancialmente en los últimos años. Esfuerzos como la Ley “Juego Limpio, Pago Justo” apuntan a cambiar las leyes estadounidenses para alinearlas con los estándares internacionales, aunque dicha legislación aún no se ha aprobado. Los derechos conexos son cruciales para garantizar que los intérpretes y productores reciban una compensación justa por sus contribuciones a la industria musical.